¿Sabes qué es la presión arterial y cuándo puede convertirse en un problema? ¿O la relación que existe entre alimentación e hipertensión arterial? Respondo a estas y otras cuestiones a lo largo del artículo. Además, te doy algunas recomendaciones para reducir el riesgo de desarrollar esta afección.
¿Qué es la hipertensión arterial? Definición y características
La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre en circulación sobre las paredes de las arterias en nuestro cuerpo. Para medirla se expresa en forma de milímetros de mercurio (mmHg) en dos valores o números que se presentan en el siguiente orden:
- Tensión sistólica. Se refiere al momento en que el corazón late o se contrae.
- Tensión diastólica. Indica la presión ejercida sobre las arterias cuando el corazón se relaja entre latidos.
Según información proporcionada por la OMS, se habla de hipertensión cuando se tiene una presión arterial elevada, de 140/90 mmHg o más. Está catalogada como un trastorno grave, ya que aumenta de manera significativa el riesgo de sufrir enfermedades o eventos adversos que afectan a órganos principales como el corazón, cerebro o riñones, entre otros
Se estima que sobre 1400 millones de personas a nivel mundial tienen hipertensión, pero únicamente el 14% la tiene controlada. Dado que suele ser asintomática, ha sido calificada como el «asesino silencioso» porque la mayoría no son conscientes de su patología hasta que sufren un evento clínico adverso, como un infarto de miocardio, un ictus o una insuficiencia renal.
El diagnóstico de la hipertensión debe ser llevado a cabo por el profesional sanitario correspondiente, así que ante sospechas lo mejor es acudir al médico y seguir sus recomendaciones.
Hipertensión arterial: causas y factores de riesgo
Las posibilidades de desarrollar hipertensión arterial pueden aumentar en los siguientes casos:
- Antecedentes familiares.
- Edad avanzada (superior a los 65 años).
- Obesidad o sobrepeso.
- Falta de ejercicio físico.
- Seguir una dieta malsana (alto consumo de sal, baja ingesta de hortalizas y frutas…).
Como ves, existen diversos factores de riesgo que es posible controlar y modificar mediante cambios en el estilo de vida, y la relación entre alimentación e hipertensión arterial es especialmente importante. Una dieta inadecuada puede contribuir significativamente al aumento de la presión arterial, mientras que una alimentación balanceada y rica en nutrientes puede ayudar a mantener la presión en niveles saludables y prevenir complicaciones asociadas con esta condición.
¿Debo hacer cambios en mi estilo de vida?
Los hábitos de vida, que son considerados factores de riesgo modificables, juegan un papel fundamental a la hora de reducir las probabilidades de aparición de esta enfermedad, pero también son la primera línea de acción a la hora de tratar la hipertensión una vez se diagnostica, pudiendo ir acompañada de la prescripción de medicamentos antihipertensivos según considere el profesional sanitario.
Cuanto antes se hagan los cambios en el estilo de vida, menor será el riesgo de complicaciones graves y mayor será la calidad de vida de las personas. Entre estos cambios se encuentran los siguientes:
- Adoptar un patrón dietético más saludable que aumente la presencia de fuentes de origen vegetal en lugar de origen animal.
- Aumentar el nivel de actividad física regular, así como valorar la realización de programas de ejercicio pautados.
- Abandonar el hábito de fumar o buscar ayuda para llevarlo a cabo.
- Reducir lo máximo posible el consumo de alcohol, ya que cualquier cantidad puede ser perjudicial para la salud.
- En caso de tener sobrepeso u obesidad, buscar asesoramiento para reducir el porcentaje de grasa corporal.
- Reducir el aporte de sal en la dieta. La OMS recomienda que los adultos no sobrepasen los 2000 mg/día de sodio (equivale a 5 gramos al día de sal), aunque la ingesta media a nivel mundial es bastante más elevada, situándose en 4310 mg/día (en torno a 10,78 gramos al día de sal). Ahora bien, si ya existen indicios de hipertensión, no hay que superar los 2 gramos.
Consulta de nutrición en Santiago de Compostela
Dado que la relación entre alimentación e hipertensión arterial es muy estrecha, conviene cuidar la dieta para reducir el riesgo de sufrir esta enfermedad y disfrutar de una buena salud.
En el caso de querer hacer cambios en la alimentación, la ayuda de un dietista-nutricionista puede aumentar la probabilidad de éxito, así como facilitar las cosas para trabajar en la modificación de unos hábitos que pueden llevar años asentados. En la consulta se trabaja con la persona de forma colaborativa y progresiva, con el objetivo de que sea cada vez más autónoma y pueda mantener los nuevos cambios por su cuenta.
Soy Francisco Barreiro Buceta, nutricionista en Santiago de Compostela. Si quieres mejorar tus hábitos alimenticios y comer mejor, no dudes en pedir cita presencial u online. Te acompañaré durante todo el proceso de manera cercana e individualizada.
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